Verónica es una ceramista formada por años en el Taller Casablanca bajo la guía de Caren Perera. Su camino artístico comenzó explorando el batik y el telar durante su juventud, experiencias que moldearon su sensibilidad hacia los colores, las texturas y las formas. Hoy, su obra cerámica destaca por su habilidad para transformar lo cotidiano en arte, explorando temas como la naturaleza, las emociones y la relación entre el ser humano y su entorno.
 
Cada pieza de Verónica es una declaración de creatividad y técnica, fruto de un proceso meticuloso que combina modelado manual, esmaltes vibrantes y acabados complejos. Sus obras desafían la percepción inicial del espectador, invitándolo a mirar más allá de la superficie y a reinterpretar su significado.
 
Lo que a primera vista parece sencillo pronto revela una profundidad que despierta la imaginación: ¿es lo que parece o algo más? Cada pieza es un enigma visual, capaz de reinterpretarse según la perspectiva de quien la observa. Este diálogo constante entre lo explícito y lo implícito transforma sus creaciones en experiencias artísticas únicas, cargadas de emoción, significado y la posibilidad de nuevas historias en cada mirada.
 
Su visión artística:
“En mi trabajo, la imperfección no solo es aceptada, sino celebrada como un reflejo auténtico de la naturaleza. No busco alcanzar una perfección idealizada; al contrario, me inspiro en la singularidad y la asimetría que definen el mundo natural. Cada hoja, cada forma, cada color en la naturaleza es único, irrepetible, y en esa diversidad radica su verdadera perfección. A través de mis piezas, intento capturar esa esencia orgánica, traducir la belleza inherente de lo imperfecto en un lenguaje cerámico. Para mí, la naturaleza, con su caos armonioso y sus detalles impredecibles, es el ejemplo más sublime de equilibrio y autenticidad.”